Sunday, February 03, 2013


En las alturas



En las alturas, al hombre no lo siguen los demás hombres... 

Volar es, por excelencia, dar un salto al vacío solitario... 

En las alturas, aquel que se atrevió a volar termina por sentirse solo; y la soledad tiende a volver el camino amargo y pesado; propicio para gestar "parásitos" que este hombre ha de llevar cargando: pudor, celos, envidia, duda, moral, etc...  

Y entre más grande el espíritu, sólo es lógico que sean también más grandes los parásitos que a dicho espíritu aquejen.

No del todo libre, después de un tiempo, un hombre puede volverse cínico al volar. Y volverse un cínico, significa haber perdido ya toda esperanza.

Quien pierde su más amada esperanza, tiende a despreciar las esperanzas más altas de otros; y ese desprecio es su cárcel, y su yugo.

¿Cómo salir de esa cárcel? 

Que ha de hacer uno para dejar de ser un cínico... 

Purificarse. 

Sólo un alma pura es capaz de abrigar una esperanza...

No, no fe pendeja... ¡ESPERANZA! 

La esperanza en un alma débil se llama fe; la esperanza en un alma fuerte es un "valor" propio... único, irrepetible, creativo, ¡REAL!... el único regalo que uno puede darle al mundo... a la vida!

No es que un cínico haya perdido sus valores: se hunde en ellos!; pero estos valores, se le han vuelto relativos... Han perdido su cualidad sacra; porque no hay nada sagrado (i.e., valioso) para un alma que ha perdido su inocencia; 

Que hay que hacer para purificarse?  

...

Lo que haga falta!

F!.



F!.

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